Estimada Comunidad Educativa:
Nos
dirigimos a ustedes con motivo de dar a conocer la propuesta de una nefasta
reforma para la educación de Jóvenes y
Adultos que atenta contra la calidad educativa, la estabilidad laboral de los
docentes y compromete el futuro académico y laboral de los estudiantes.
Bajo la excusa de brindarles mayores
posibilidades a los estudiantes el eje de la reforma gira en torno a la
flexibilización. “Flexibilizar” para los
autores de la reforma, implica disminuir la carga horaria, disminuir la
cantidad de materias, disminuir la presencia del alumno en la escuela,
disminuir la relación docente- estudiante y estudiante- estudiante, es decir,
eliminar la escuela de la vida de los jóvenes adultos. Volver a vulnerarles sus derechos, seguir
manteniéndolos al margen del sistema educativo, pero manteniendo las
apariencias de la inclusión, otorgándoles un título secundario devaluado, en
tanto favorece a elevar los porcentajes de cantidad de alumnos titulados pero
disminuye la calidad educativa.
Como trabajadores de la educación y
particularmente de la modalidad de Jóvenes y Adultos, vemos que nuestros
estudiantes vienen de atravesar,
fracasos y frustraciones o diferentes situaciones en sus vidas que le
impidieron continuar/comenzar sus estudios secundarios a la edad
correspondiente. Entonces, a la hora de
decidir retomar su escolarización, la pertenencia a un grupo es fundamental. La particularidad de los grupos que se
conforman en los CENS es que generan
lazos de solidaridad entre los compañeros, a pesar de ser grupos
heterogéneos en cuanto a edad, situaciones laborales y familiares, comparten
algo en común: se encuentran afuera del sistema educativo y buscan esta vez
finalizar con éxito su paso por la escuela. Por eso cuando uno se cae, ahí
están sus compañeros para ayudarlo a levantarse, para que no baje los brazos.
Así al llegar a tercer año vemos que no se recibe un alumno sino un grupo.
Por otro lado vemos años tras año como el
CENS es solo un comienzo en sus carreras académicas, muchos de nuestros alumnos
continúan sus estudios de nivel superior tanto terciarios como universitarios.
Esto se da por dos motivos: uno por el estímulo que se genera en ellos al ver
que pueden y por
otro lado gracias a la calidad educativa y el hábito de estudio que genera
tener una materia todo el año, lo que les permite atravesar las instancias superiores con éxito.
Es importante advertir que no sólo la
calidad educativa se verá afectada, sino que la situación laboral de los
docentes también. Ya que pasarán a tener cargos por cuatrimestre, lo que puede
derivar en condiciones de precariedad y flexibilidad laboral (como hoy sucede
en el sistema Fines), sin vacaciones pagas y sin continuidad docente. A su vez,
no se argumenta la razón por la cual dejarán de existir las orientaciones, como
por ejemplo “Bienes y Servicios” y sus respectivas materias, dejando a los
docentes sin cargo y a los estudiantes sin la opción de especializarse en ese
conocimiento.
Estas son las razones principales por las
cuales nos pronunciamos en contra de la reforma, ya que atenta contra las
principales características de los CENS disminuyendo la calidad educativa,
buscando generar egresados y docentes flexibles
y precarizados acordes con los
requerimientos del mercado laboral.
Quienes suscribimos esta carta nos pronunciamos a favor de la educación
pública, gratuita y de calidad.